POESÍA 1


Niño sin nombre

Tras la frontera
donde los bordes se desdibujan volviéndose pensamientos desconocidos
hay un niño sin nombre – 
una gota de luz humana pura.
A través de pequeñas grietas en el cerco astillado
observo su inocencia con envidia,
buscando el significado correcto de sus movimientos.
La penumbra de su sonrisa
alimenta mi corazón
como migas de la luz de Dios.
Un deseo en mi boca de hablar,
de llorar,
y tomar a este niño en mis brazos
y codificar su naturaleza en la mía.
Mediante el intercambio de ojos –
miradas, robadas y direccionalas hacia la ceguera,
nuestro lenguaje anulado.
Sólo puedo avanzar a tientas hacia él
con pensamientos de antena
que bailan en alabanza a su joven belleza.

Estoy esperando que florezcan las piedras.
Que los cielos venenosos vaguen hacia el olvido.
Que huellas emerjan como polvo en un rayo de luz.

El astuto veneno de la vida
está cerrando la puerta.
Las grietas se arreglan, la visión se suprime.
Y el niño sin nombre se disuelve,
porque no había tierra en su interior.