POESÍA 2



Mi Hijo

Mi hijo tiene dos años.
Lo veo caminar
como un príncipe ebrio.
Con su cuerpo desnudo puedo ver
mejor su alma.
Sus omóplatos
gesticulan como vestigios de alas.
Sus rasgos dibujados sobre carne pálida
por manos que han estado antes que yo.

Quiere tanto ser como yo.
Cada momento suyo es como un espejo polvoriento
o una sombra extraña de un pájaro en vuelo.
Cada sonido un eco escuchado.
Cada célula preñada con mis deseos.
Pero mi deseo es ser como él.
Retornar al abrazo seguro de la infancia
y a su honor cierto.

Si vuelvo a este lugar
espero que mis ojos vean de nuevo su cara
incluso hasta que sus oomóplatos sean alas una vez más.
Hasta que yo haya regresado a ser criatura como él
y conozca cada hendidura oculta
donde he dejado mi huella imborrable
imposible de ser consumida.
Hasta que todo lo que él es
esté en mí y nuestras manos estén agarradas, forjadas,
entrelazadas, en muda celebración.

Hasta que estemos solos como dos hojas
brillando
por encima de un paisaje sin árboles
para nunca aterrizar.